Las emociones están en nuestra historia desde hace millones de años y nos ayudaron a sobrevivir mucho antes de que pudiéramos comunicarnos con palabras. Son nuestro lenguaje más antiguo.
No es correcto. Las emociones se desarrollaron mucho antes que el lenguaje para ayudarnos a sobrevivir y comunicarnos de forma instintiva. ¡Revisa el material para comprender mejor cómo evolucionaron!
Nombrar nuestras emociones activa procesos conscientes que nos ayudan a calmarnos y a manejarlas mejor. Este es un truco poderoso para la autorregulación.
Nombrar las emociones sí funciona, porque conecta nuestra experiencia emocional con nuestra parte racional, ayudándonos a procesar mejor lo que sentimos.
Reconocer cómo las emociones guían nuestras decisiones es un paso esencial para comprenderlas mejor.